"Alicia suspiró fastidiada.
- Creo que ustedes podrían encontrar mejor manera de matar el tiempo –dijo - que ir proponiendo adivinanzas sin solución.
-Si conocieras al Tiempo tan bien como lo conozco yo -dijo el Sombrerero-, no hablarías de matarlo. ¡El Tiempo es todo un personaje!
-No sé lo que usted quiere decir - protestó Alicia.
- ¡Claro que no lo sabes! - dijo el Sombrerero, arrugando la nariz en un gesto de desprecio - ¡Estoy seguro de que ni siquiera has hablado nunca con el Tiempo!
- Creo que no - respondió Alicia con cautela -. Pero en la clase de música tengo que marcar el tiempo con palmadas.
- ¡Ah, eso lo explica todo! - dijo el Sombrerero -. El Tiempo no tolera que le den palmadas. En cambio, si estuvieras en buenas relaciones con él, haría todo lo que tú quisieras con el reloj. Por ejemplo, supón que son las nueve de la mañana, justo la hora de empezar las clases, pues no tendrías más que susurrarle al Tiempo tu deseo y el Tiempo en un abrir y cerrar de ojos haría girar las agujas de tu reloj. ¡La una y media! ¡Hora de comer!"
Es un bien preciado el tiempo, incluso aquí, al otro lado del espejo. Por ello, y con el fin de satisfacer sus curiosas demandas que exigen que unas veces no dispongamos del suficiente de él cuando le necesitamos, o que estipulan que debe pasar sin detenerse lo mas mínimo por la habitación, sin esperar, cuando estamos disfrutando de un buen momento; con tal fin por tanto vamos a entregarle en sacrificio parte del tiempo del espejo, pero no un tiempo cualquiera, sino un tiempo organizado, que es de los que a priori peor sabor tienen pero que mejores resultan para la digestión.
Con tal propósito por tanto mientras pasemos tiempo al otro lado del espejo dedicaremos los lunes a hablar de videojuegos, los miércoles de cómic y los domingos de cine y series, con la ocasional incursión de alguna entrada extra con algún motivo particular que de pie a ella.
¿Será suficiente tiempo para el tiempo del otro lado del espejo?